Sólo nos miran
En las manos, la tarde muerta, titilando. La cierta y dormida
levedad del vuelo que no vemos.
Rasgo el cielo con palabras que no pronuncio. Dejo suspensa la voz
que no te llama. Aquieto el sonido de lo indicto.
Y tú, recuerdo de lo que eras en alianza herida y sola,
sin nombre, sin eco.
en una palabra que no se dice, en un latido que se escapa, en la fugacidad
de un diluirse hacia la nada de la nostalgia.
Fotografías tiene el tiempo
que no dictan presentes;
geografías que pierdo en perfiles.
Cuando hago mía la noche, hiela. Y el viento no trae a las aves
perdidas.
Amarillea el papel arrugado de años: ni siquiera esos ojos son ya
los míos.
Es entonces cuando echo de menos todo lo que no dije.
En fila, los retratos
no acunan la tristeza;
sólo nos miran.
Alena